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En un régimen de dominación de conciencias, donde los que más trabajan menos pueden decir su palabra y donde inmensas masas de personas no tienen las condiciones mínimas para trabajar, se hace necesario luchar para retomar la palabra...

Solidaridad con las guatemaltecas y guatemaltecos del campo

Solidaridad con las guatemaltecas y guatemaltecos del campo
Respeto a los derechos humanos de todas y todos los guatemaltecos YA

lunes, 31 de enero de 2011

31 de enero, Masacre en la embajada de España en Guatemala

En los últimos días de enero de 1980, un grupo de pobladores del departamento del Quiché, al noroccidente de Guatemala, había llegado a la Ciudad Capital para denunciar la brutal represión que el Estado ejercía sobre sus comunidades, las masacres cometidas por el ejército de las cuales eran víctimas, la miseria, desigualdad, discriminación y explotación que padecían desde los últimos cinco siglos.
Los problemas que enfrentaban en el Quiché no eran un hecho aislado, era parte de una estrategia del Estado de Guatemala por acabar a costa de sangre y fuego con la organización del pueblo, que demandaba mejor calidad de vida. Por esos años se vivía una época de violencia similar a la que vivimos actualmente los guatemaltecos y guatemaltecas: muertes brutales, corrupción, pobreza, entega de los recursos naturales y el territorio a compañías transnacionales, explotación, racismo, discriminación y un largo etcétera. Al mismo tiempo, y debido a las pésimas condiciones de vida, el pueblo tomaba más conciencia sobre su papel en la transformación de la sociedad, las organizaciones campesinas, obreras, juveniles, religiosas y demás expresiones populares tomaban un papel cada vez más protagónico en respuesta a la represión que el propio Estado ejercía sobre las personas.

Las y los campesinos del Quiché encontraron apoyo y solidaridad en grupos sindicales, estudiantes universitarios y religiosos, quienes les acompañaron durante varias jornadas buscando espacios de denuncia, visitaron medios de comunicación sin lograr cobertura (como si la miseria de la población y la represión no hubiesen sido noticia de importancia), realizaron mítines, intentaron denunciar públicamente la violencia que sufrían las comunidades más alejadas del país, sin embargo todos los espacios les fueron cerrados. Ante la imposibilidad de ser escuchados y ante las amenazas de muerte recibidas por parte de las fuerzas de seguridad, decidieron tomar pacíficamente la Embajada de España en Guatemala, para denunciar a nivel nacional y mundial, no sólo la miseria en que estaba (y sigue estando) sumido el pueblo de Guatemala, la exclusión que caracteriza a este Estado desde su fundación, sino la falta de espacios democráticos y de denuncia.
El 31 de enero de 1980, al final de la mañana fue tomada la sede diplomática española, la atención del mundo se centró en Guatemala, por fin los medios de comunicación publicaron y emitieron noticias de lo que sucedía y el Estado debía responder a las demandas. La respuesta del Gobierno fue categórica: miembros de las fuerzas de seguridad violaron el territorio de la Embajada y la quemaron, con todas las personas en su interior. Sobrevivieron al fuego el embajador español Máximo Cajal, el abogado guatemalteco Mario Godoy, quien se encontraba reunido con el embajador, y Gregorio Yujá, uno de los campesinos, quien fue secuestrado del Hospital el mismo día de la masacre, torturado y ejecutado extrajudicialmente. Su cuerpo apareció la mañana del 1 de febrero tirado en la sede central de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

En esa masacre murieron decenas personas, entre campesinos, obreros, estudiantes, jóvenes religiosos, además de ciudadanos españoles que laboraban el la embajada. Esa cifra solo es una muestra de lo que sigue viviendo Guatemala. Los autores intelectuales y materiales de la masacre de la Embajada de España siguen libres, varios aún en las esferas represivas y políticas del Estado, lo que implica un riesgo para la humanidad.

En la memoria del pueblo aún están los gritos de dolor, gritos de resistencia, gritos de orgullo y de amor por las nuevas generaciones, por el respeto a los derechos humanos, por una vida digna. La muerte de nuestros compañeros y compañeras sólo sirvió para reafirmar el compromiso del pueblo en la lucha por la vida. Hoy, 31 de enero de 2011, 31 años después de la masacre esa llama sigue encendida, y esa la luz que guía al pueblo guatemalteco en la búsqueda de justicia no se apagará jamás.

NO OLVIDAMOS

Juan José Hurtado Paz y Paz

Guatemala, 31 de enero de 2011

Pareciera necedad recordar año con año la masacre cometida por las fuerzas represivas del Estado contra 37 personas, hecho ocurrido el 31 de enero de 1980 en la Embajada de España en Guatemala. Pero no podemos ni queremos olvidar a nuestras heroínas y héroes asesinados vilmente. No podemos ni debemos dejar de recordarles, pues sólo si olvidamos, nuestras hermanas y hermanos masacrados morirán definitivamente. Tampoco queremos olvidar pues, en su mayoría, fueron compañeras y compañeros de lucha a los que nos sentimos vitalmente unidos.

Las y los sobrevivientes de la gesta libertaria de finales del Siglo XX en Guatemala y las nuevas generaciones tenemos una deuda muy profunda con quienes nos antecedieron. Sin ellas y ellos no estaríamos aquí y lo que tenemos, limitado y con todos sus defectos, es también resultado de sus vidas y luchas. Por eso, les estamos profundamente agradecidos.

La Memoria Histórica es algo que debemos cultivar para reforzar nuestras raíces, entendernos ahora y cultivar nuestros sueños; porque seguimos vivos, perpetuando su vida a través de nosotros y las generaciones que vendrán. Tenemos el deber de contribuir a que las nuevas generaciones conozcan el pasado, desarrollen su sensibilidad y conciencia, y se comprometan a hacer algo por ellos mismos y los demás.

Recordar además es necesario porque la Masacre en la Embajada de España es un crimen que sigue impune. La Justicia no ha llegado a Guatemala y los militares asesinos, que sirviéndose a sí mismos y a los grandes poderes económicos, cometieron atrocidades difíciles de creer, siguen libres, incluso aspirando a ser presidentes y funcionarios públicos, o muriendo por muerte natural.

La Masacre en la Embajada de España no fue un hecho único o aislado; es un eslabón en la Estrategia Contrainsurgente del ejército de Guatemala. La Comisión de Esclarecimiento Histórico documentó 669 casos de masacre durante la Guerra Interna en el país, de las cuales se demostró que el 91% son responsabilidad de fuerzas del Estado. La lista de los muertos del Pueblo en este período no son solo 37 o 40, sino que sobrepasan los 150,000. Entonces, para ser justos, debemos recordarles a todas y todos.

Pero hoy, 31 de enero, recordamos a los masacrados, en su mayoría nuestras compañeras y compañeros de organizaciones populares, Mayas y mestizos, mujeres y hombres, ancianos y jóvenes, campesinos, obreros, pobladores, cristianos y estudiantes, que el fuego utilizado por criminales literalmente fundió en esta lucha por alcanzar un buen vivir.

Lloramos a nuestras y nuestros muertos, sí, porque tenemos corazón y no deja de dolernos que nos los hayan quitado, así como sigue doliendo tan profundamente a esta Patria la pérdida de tantas personas que pudieran haber aportado muchísimo a la construcción de un mejor país. Su ausencia nos es muy sensible.

Pero estamos aquí sobre todo para celebrar la vida de quienes son ejemplo de indignación ante las injusticias, de decisión y valentía en sus actos, de compromiso para llegar hasta las últimas consecuencias. Personas como ellas y ellos nos hacen tanta falta y nos siguen inspirando para continuar haciendo algo por la vida.

SAN JUAN OSTUNCALCO DICE NO A LA MINERÍA

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CONSULTA COMUNITARIA DE BUENA FE

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18 de febrero de 2011, NO A LA MINERÍA EN SAN JUAN OSTUNCALCO

CONSULTA COMUNITARIA DE BUENA FE, SANTA CRUZ DEL QUICHÉ

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87 Comunidades y el Consejo de Pueblos k'iche's ratifican y confirman la Consulta Comunitaria de Buena Fe del Municipio de Santa Cruz del Quiché. Viernes 22 de octubre de 2010

Violencia contra comunidades

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Ranchos incendiados durante el desalojo de comunidades maya q'eqchí's en Alta Verapaz, por parte del ejército de Guatemala, PNC, Ministerio Público y paramilitares a solicitud del ingenio Chabil Utzaj

CONSULTA COMUNITARIA DE BUENA FE, USPANTÁN, ZONA REINA

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Voz de la Madre Naturaleza, Voz del Pueblo