Es un discurso falaz culpar la resistencia que mantiene EPA como la causa de la crisis institucional, más bien, el cierre del Campus Central y del CUM, pone de manifiesto la inconformidad que el pueblo guatemalteco en general siente por la mediocridad de la academia, la investigación y la proyección social que la USAC ha desempeñado en los últimos años, problemas derivados de la pérdida de valores humanistas en la universidad y la búsqueda de beneficios particulares de cada uno de los sectores representados en el Consejo Superior Universitario (cuotas de poder, trampolín hacia partidos políticos electoreros a nivel nacional, becas, viajes, sueldos onerosos, y un largo etcétera...).
La apatía de muchas y muchos estudiantes y docentes, solamente refleja el éxito que han tenido las políticas alienantes que han convertido a nuestra universidad en una institución formadora de personal técnico capacitado para laborar en las empresas de los ricos, casi con el certificado ISO-9001 en los títulos de graduación, y que al mismo tiempo convierte a los individuos en cuasi objetos, carentes de análisis crítico y conciencia de las relaciones y contradicciones que rigen la vida en sociedad y la interacción que las personas tenemos con el medio en el cual nos desenvolvemos.
Del mismo modo, el cierre de las instalaciones ha terminado de desenmascarar a aquellos pseudo líderes, tanto estudiantiles, docentes y profesionales, que se esfuerzan por terminar de vender la universidad nacional, por quién sabe cuántas migajas, a los sectores que mantienen el control de los medios de producción en el país, y que ven en la privatización de la USAC la posibilidad de generar mano de obra barata y calificada para producir y consumir, excepto para pensar.
El tan mencionado proceso de privatización no es cosa de ayer, ni está planeado culminar a corto plazo, es parte del llamado Plan Visión de País, impulsado a nivel gubernamental por los empresarios bajo el amparo de los Estados Unidos, que busca eliminar las obligaciones del Estado en cuanto a salud, educación y demás servicios básicos para la población, por medio de la privatización de las instituciones estatales (como lo hicieron con GUATEL, o con la distribución de la energía eléctrica, y como lo hacen actualmente con los recursos naturales del país).
La parte de ese plan a nivel nacional que corresponde a la Universidad, es el Plan USAC 2000-2022, que es el eje fundamental de las políticas que las autoridades del CSU siguen al pie de la letra, y que orienta paso a paso a convertir a la Universidad de San Carlos en una institución elitista, en donde las grandes masas de población no tengan acceso a la educación superior (como sucede desde la implementación del exámen de admisión), donde el sector estudiantil no tenga participación en la toma de decisiones (fallo de la CC a favor de 13 docentes de Agronomía, que quiebra el gobierno tripartito de la U), y donde a mediano plazo la educación no sea patrocinada por el estado (reducciones de presupuesto), sino que cada estudiante pague el costo real de su formación (aumento a la matrícula estudiantil).
La mayor parte del sector docente y profesional, por su parte, en vez de abordar críticamente esta alarmante situación, se ha convertido en un sector que lucha únicamente por sus propios intereses, pues pretenden manejar el rumbo de la Universidad sin la representación de los intereses no solo de las y los estudiantes, sino sin la participación de los demás sectores de la sociedad guatemalteca, demostrando una tendencia estilo "escolástica", donde sus doctrinas y enunciados sean tomados como la última palabra de la ciencia, docentes y profesionales quienes en su ceguera por el poder, consideran a su tecnicismo científico una verdad revelada por algún dios, a la que todo el mundo debiese decir Amén, al estilo de la Edad Media, que es a donde quieren regresar, con su: "Dejar hacer, dejar pasar", que aprendieron de sus patrones neoliberales.
Docentes retrógrados que andan de la mano con representantes estudiantiles que se han mantenido en el poder a cualquier costo, y que pretenden mantener sus privilegios del mismo modo, pues la institucionalidad estudiantil es algo que puede generar bastante dinero y espacios de poder, mieles que también inspiran a algunos que pululan por allí.
En cuanto al quiebre del gobierno tripartito, el hecho que los vocales I y II hayan sido electos hasta ahora con el voto estudiantil no ha garantizado que los intereses de los estudiantes y del pueblo hayan sido defendidos, pues estas vocalías, al igual que la mayoría de Asociaciones y demás espacios de representación estudiantil han sido coptados por el crimen organizado y demás politiqueros, situación que a su vez fue originada por la desarticulación que el movimiento estudiantil revolucionario experimentó después de la firma de los Acuerdos de Paz.
La lucha por la Autonomía no es solamente defender el poder tripartito dentro de la universidad, cuando sabemos que muchos de los que han sido electos por el estudiantado ni se han pronunciado a favor de esta lucha, un poder tripartito que no toma en cuenta a estudiantes de escuelas no facultativas, ni a estudiantes de Centros Regionales, ni al sector laboral de la misma universidad, mucho menos al resto de la población guatemalteca.
La Autonomía, como logro revolucionario, debe orientarse hacia la rearticulación del tejido social, en donde la Universidad de San Carlos de Guatemala, de la mano con los sindicatos, las organizaciones campesinas, organizaciones de mujeres, artesanos, artistas, de estudiantes de nivel medio y jóvenes en general, y demás sujetos colectivos de la sociedad, busquen estar representados en la institución que dirige la educación superior en el país.
ProReforma (proyecto impulsado por los neoliberales guatemaltecos) ya cayó, el Plan Visión de País es obsoleto, el Consenso de Washington demostró su fracaso con la actual crisis financiera, el capitalismo está en crisis, el neoliberalismo es nocivo para la humanidad pues promueve la depredación de la especie y del planeta... por lo tanto, las políticas privatizadoras, excluyentes y discriminadoras que impulsa el Consejo Superior Universitario a través de su plan USAC 2000-2022 deben llegar a su fin... y los dinosaurios que dominan actualmente el CSU estan conscientes de ello, y están poniendo todo su empeño en que los cambios no avancen.
Ejemplo de ello es la postura intransigente que el CSU toma en cuanto a la resolución ilegítima de la CC ante el recurso de los 13 docentes, así como la manipulación mediática que se hace en contra de las luchas estudiantiles, la represión que han impulsado los escolásticos del Siglo XVII, que ha llegado a la persecusión y violencia física, psicológica y emocional contra las y los estudiantes que mantienen las medidas de hecho.
Por lo anterior, además de analizar y comprender los procesos, es momento de transformarlos: Luchando por estudiar, y estudiando para luchar.
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En un régimen de dominación de conciencias, donde los que más trabajan menos pueden decir su palabra y donde inmensas masas de personas no tienen las condiciones mínimas para trabajar, se hace necesario luchar para retomar la palabra...
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